Nostalgia, José Santos Chocano
Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive de prisa no vive de veras,
quien no echa raíces no puede dar frutos.
Ser río que recorre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,
es triste y más triste para quien se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.
Quisiera ser árbol mejor que ser ave,
quisiera ser leño mejor que ser humo;
y al viaje que cansa
prefiero terruño;
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje es mustio...
¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos!... Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y mis triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré en esta frase de infortunio:
—¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Nostalgia de su patria, de su casa, de su espacio, de sus amistades y de una vida que ha ido perdiendo a lo largo de muchos años de viajes y conocimiento. El poeta inicia su poema en el que hay desaliento y un cansancio emocional. No tiene que ver con que fuera una vida rica en vivencias, sino que se refiere a las pérdidas de lo que dejó atrás mientras estuvo lejos.
Los dos siguientes versos hablan de lo negativo. El viajar constantemente no significa vivir ya que él mismo, como indican estas palabras, no ha podido formar un hogar debido a su ritmo de vida. Es como si de alguna manera esta imagen le atormentara y lo entristeciera.
En la tercera estrofa el poeta es consciente de lo poco que es y de lo equivocado que estaba cuando creía ser mucho más de lo que era. Echando la vista atrás hace un examen de conciencia de lo vivido y de los frutos que ha tenido.
En la cuarta estrofa el poeta prefiere un lugar donde estar, un espacio donde descansar y poder contemplar. Ya siente que es tiempo de detenerse y conocer lo que le rodea, empaparse de la casa, de las calles que recorren su localidad con sus sonidos, sus gentes, sus olores y sus sabores. Tiene una necesidad de asentarse y de tomar decisiones vitales.
La carretera en forma de serpiente es una metáfora. Un camino difícil tortuoso y con muchos obstáculos y que lo entristece. Hay nuevamente un deseo de volver a casa y estar con los suyos para poder pasar más tiempo con ellos. Y ese deseo no es sólo para poder disfrutar de su presencia, sino también porque quiere tener más tiempo para recordar lo vivido y poder transmitirlo y contarlo a los demás. Como conclusión, la vida es muy corta para poder conocerlo todo y la búsqueda de ese «todo», es muy cansada. Por eso es mejor vivir lo justo y poder compartirlo para recordarlo y para que los demás puedan disfrutarlo y enriquecerse.
Por eso la última frase es importante. El cansancio no es porque haya conocido poco, sino porque la vida es finita, porque no tenemos todo el tiempo del mundo para poder abarcar todo el conocimiento. Pero lo que si tenemos es la capacidad para transmitir lo que sabemos, para que quienes no pueden tener esa oportunidad, sepan lo que hay en otros sitios, lo que se sabe, lo que se conoce y compartirlo.